Hija de la realeza de Hollywood —Judy Garland y Vincente Minnelli—, Liza crece bajo el escrutinio de la prensa y el público. ¿Tiene el carisma necesario para convertirse en una estrella por derecho propio?
Hay vocaciones que parecen marcadas a fuego desde la cuna. Liza Minnelli estaba destinada a dedicarse al cine, a la música; al show business con mayúsculas. Apenas veinteañera, perdió a su madre. En esa década crucial —los setenta—, elige rodearse de mentores y profesionales que la ayuden a dar con su estilo: Kay Thompson, Fred Ebb, Charles Aznavour, Halston, Bob Fosse… Ahí comienza su conquista de la gran pantalla (Cabaret, Arthur o New York, New York), los espectáculos en Broadway, los conciertos legendarios, los premios y el estatus de leyenda. Un documental festivo, efervescente e indómito.