Una de las primeras supermodelos negras en aparecer en Vogue y en films de Fellini o Preminger, con una trayectoria tan breve —murió a los 33 años— como espectacular.
Crecer en el Detroit de los años cincuenta con un aspecto tan llamativo no debió ser fácil para la pequeña Peggy Anne Freeman. Así que dejó atrás el sambenito de ‘bicho raro’, sacó brillo a su particularidad, se mudó a Nueva York —más tarde a Londres y París— y se plantó en la moda (fue una de las primeras supermodelos negras), en el arte (trabajó con Warhol) y en el cine, donde actuó para Federico Fellini, Otto Preminger y William Klein. La vida de Luna se relata a través de valiosas imágenes de archivo y entrevistas que recuerdan aquellos años inolvidables para la moda y la vanguardia.