Adolfo Domínguez es un emblema de la moda. Pero también un enigma. En el inicio de la democracia española, recuperó el lino de su infancia. Había desaparecido porque se arrugaba. Con ‘la arruga es bella’, conquistó y vistió a una nueva generación que quería ser diferente. Fue el artífice de una nueva estética, para un país con una nueva ética. La película es íntima, porque la dirige una hija. Ha sido una aventura de cinéfilos. La pasión por el cine les ha lanzado a descubrir luces y sombras. No es una película diseñada. Es una película encontrada.